Un año más (¡y ya van cinco!) hemos cumplido con lo que ya es una tradición dentro del primer trimestre en nuestra empresa:celebrando la “Calçotada Tormetal 2017”.

Terminada la jornada laboral aparcamos las responsabilidades y empezando por el CEO de nuestro grupo empresarial hasta la última incorporación, nos convertimos en experimentados chefs y gourmets de una de las más populares costumbres gastronómicas de nuestra tierra: los calçots.

Origen de la calçotada

Todo empezó a finales del siglo XIX en Valls (Tarragona) de la mano de un agricultor conocido como Xat de Benaiges. Dicen que un día, para no tener que recurrir otra vez a su dieta habitual, decidió comerse dos cebollas germinadas que habían salido cerca de donde cultivaba las cebollas blancas. El hombre las asó en una pequeña hoguera de sarmientos, les quito las capas ennegrecidas por el fuego y se las comió aliñadas con aceite, vinagre y sal. De gusto mucho más suave que el de la cebolla y de un excelente sabor, decidió experimentar con este cultivo, dado el sorprendente resultado.

En el primer tercio del siglo XX la calçotada ya era una comida habitual en días de fiesta para muchas familias en la zona de Valls y la expansión de este manjar se produjo a partir de los años 40. La “Peña Artística de la Olla” empezó a organizar calçotadas populares e invitaba a personas del ámbito artístico y cultural de Barcelona a tales eventos. Pronto los restauradores de la zona empezaron a organizar calçotadas, con la ayuda de los productores de cava de la comarca del Penedès.

La calçotada en el siglo XXI

En la actualidad, la exquisitez del producto y la particular forma de comerlo han hecho que esta cita gastronómica de invierno se vaya extendiendo cada vez más. No podemos pasar por alto que una de las claves del éxito de la receta de los calçots está en la imprescindible salsa romesco, que los acompaña; y aunque las hay envasadas y de muy buena calidad, los más puristas prefieren hacerla en casa. De media, una persona suele comerse entre 15 y 25 calçots, aunque en el concurso anual de comedores de calçots que se celebra en Valls, el récord está en 360.

Las calçotadas suelen ir acompañadas de una buena parrillada de carne y bien regadas en vino y cava. Siempre con moderación, que los excesos pueden jugar una mala pasada digestiva.

Sin duda, lo mejor de las calçotadas es el ambiente de fiesta, las risas y el compañerismo que se genera.  El babero que se utiliza para este ritual junto con la poco ortodoxa forma de comer los calçots dibujan una escena pintoresca. Cuando todo está listo sólo queda untar el calçot en la salsa, alzarlo y ¡ñaaam! ¡buenísimo!

Si todavía no los habéis probado, os lo recomendamos. Se trata de una muy buena excusa para juntar a la familia, amigos, compañeros y conocidos. Estamos convencidos de que repetiréis.

¡Ánimo y buen provecho!

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Calçotada Tormetal 2017
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Calçotada Tormetal 2017
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Un año más hemos cumplido con lo que ya es una tradición dentro del primer trimestre en nuestra empresa:, celebrando la “Calçotada Tormetal 2017”
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